lunes, 31 de enero de 2011

Entrevista a Haile Selassie por Oriana Falacci en Addis Ababa. Junio de 1972


Todavía resulta difícil para un italiano, escribir desapasionadamente sobre el difunto Haile Selassie. Porque cuesta olvidar que le agredimos, insultamos y expulsamos de su país con la inútil guerra que Mussolini nos echó a la espalda hace treinta y siete años. En 1935 también nosotros teníamos nuestro Vietnam. Se llamaba Etiopia. Quien ve el Vietnam como cosa nueva olvida, o ignora, que para hacer un imperio nosotros caímos sobre un pueblo que no molestaba a nadie y para defenderse tenía un ejército descalzo y armado prácticamente sólo de sables.

La primera vez que lo vi fue en el Gondar, una región abandonada de Dios y de los hombres, quemada por el sol, árida. Árboles, hormigas tucules. Su Majestad había ido al Gondar para inaugurar un puente metálico, y para acercarse a Su Majestad, o mejor dicho, para acercarse a la comida en honor de Su Majestad, los pobres habían acudido a centenares. Con sus andrajos, sus llagas y su tracoma. La comida se había preparado al aire libre alrededor de la tienda imperial. Se habían sacrificado docenas de carneros. El aroma de la comida llenaba el valle como una niebla, como una tortura. Los pobres no pretendían los pedazos selectos, el bistec que aparecían humeantes sobre el mantel de Su Majestad, las mesas de los sacerdotes coptos que habían acudido con sus sombrillas, sus cruces de oro y plata y sus invocaciones al Dios igualmente justo para todos, y aquellos sacerdotes comían como leones. En cambio, los pobres se contentaban con los desechos. E imploraban desesperadamente, a voz en grito, los restos que los cocineros tiraban. Los intestinos, las cabezas, los huesos con un poco de carne pegada. Pero los cocineros arrojaban los restos a un prado vigilado por soldados con metralleta, y los soldados con metralleta rechazaban a patadas a cualquiera que intentase dar un paso, y los intestinos, las cabezas y los huesos con un poco de carne pegada iban a parar a los buitres y a los perros Aquel prado era una pelea de perros, un aleteo de buitres que, felices, se lanzaban en picado y remontaban el vuelo con el pico lleno, mientras los pobres se lamentaban. Se lamentaron durante tres horas. Luego Su Majestad subió al jeep para regresar a Addis Abeba, y en el jeep había una caja de dólares nuevos, billetes de un dólar etiope que vale unas veintidós pesetas. Su Majestad se puso a repartir dólares de veintidós pesetas. El Jeep avanzaba a paso humano, los pobres corrían a lo largo de la calle flanqueada también por los soldados con metralleta, y Su Majestad entregaba el dólar al pobre que los soldados impedían que avanzara, eligiéndolo al azar entre la multitud. Una multitud que se apretujaba, movido cada uno por la esperanza de colocarse al lado de un soldado e implorarle “¡YO! ¡YO!”. Mujeres encintas y niños rodaban por los suelos donde los más fuertes se subían encima de ellos y los pisoteaban sin piedad. Su Majestad se daba cuenta de todo, desde luego, pero no abandonaba ni un momento su hierática compostura, la dignidad real sobre la que tanto se ha leído. Sonreía imperceptiblemente, a la vista de los que se aferraban a los dólares y corrían por la colina en busca de atajos que les llevasen nuevamente al cortejo y al jeep, para agarrarse de nuevo a un soldado, para volver a ser elegido, para extender otra vez la mano a la humillación. Al más veloz, que le daba las gracias con el saludo fascista, Su Majestad le respondía con ademán bendiciente, hierático. Se llega a Su Majestad con esta visión en los ojos. Se llega en audiencia oficial al palacio que fue del rey Menelik y de la reina Taitu, pasando entre los mendigos tumbados sobre la hierba, los guardias brutales que te tratan a empujones, y entre los leones que rugen sombríos. Hay dos en una jaula y otro suelto, atado solo a una cadenita El palacio se llama Viejo Ghebi y es una construcción de estilo colonial en el centro de Addis Abeba, rodeada de jardines y de altos muros. Se sube la escalinata meditando sobre la comicidad que a veces acompaña al dolor, la audiencia me había sido anunciada nueve días antes junto con una serie de advertencias bastante cómicas. Sobre todo nada de pantalones, Su Majestad es un señor a la antigua, no soporta a las mujeres vestidas de hombres. Y atención tampoco soporta los vestidos cortos, escotados, sin mangas. Ninguna pregunta comprometedora o improvisada, por ejemplo, sobre Eritrea. Nada de conversación directa Su Majestad hablaría en amaneo y su secretario privado traduciría. En cuanto al cuestionario había que entregarlo por anticipado y someterlo al examen de los consejeros. Me enfurecí. Sólo había aceptado dos de los cuatro puntos el de los pantalones y el de Eritrea. Pero mi dureza había sido castigada con noticias desastrosas sobre los dos chihuahuas. Si, Lulu y Papillón estarían presentes en la conversación y ¿sabia por qué? Porque Su Majestad los usa como radar. Ellos le detectan bombas, traiciones, enemigos, peligros materiales y morales, la gente que ha de ser apartada y la gente en la que se puede confiar El año anterior le habían colocado un ingenio de relojería en el avión en el que debía viajar. Cuando los perros subieron a bordo se pusieron a ladrar histéricamente y el rey comprendió que debía escapar.

Después de la escalinata hay una antesala, luego un saloncito de estilo chino, luego otra antesala, y de aquí se pasa al salón de Su Majestad amplio, rojo, lleno de estucos, de tapices, de alfombras, de sillones rococó. Pasado el umbral hay que hacer una reverencia, un poco más adelante una segunda reverencia y luego una tercera reverencia. Agotadas las reverencias se levanta la cabeza y, de pie ante un trono decorado con un tejido claro con flores rosas y azules, está Haile Selassie, emperador de Etiopia, León de Judá, Elegido de Dios, Poder de la Trinidad, Rey de Reyes. Si, es él mismo. Es este anciano pequeñísimo, antiquísimo.

El era el Rey de Reyes, y yo sólo alguien que no era del gusto de sus perros “Parlez”, dijo con voz ronca y baja. A pesar de las protestas del secretario, preparé el magnetófono y pedí a Su Majestad que me respondiera en francés, no me fiaba de las traducciones. El secretario temblaba indignado. Su Majestad lo hizo callar sin mirarlo, con un ademán de su índice Y ¡Cielos! yo quería empezar con una frase amable, lo juro. Por ejemplo, con una frase que se refiriera a ese nacional sentido de culpabilidad. Pero ante mis ojos reapareció vivísima, punzante, desesperada, la escena de Gondar, aquellos pobres cubiertos de andrajos, atormentados, con las manos tendidas hacia las tripas devoradas por los perros, por los buitres, mientras los soldados de las metralletas los apartaban a puntapiés, aquella multitud que corría, se atropellaba, se mataba para recoger un dólar de veintidós pesetas, un dólar del rey. Y surgió mi primera pregunta, insoportable, insolente La conversación duró más de una hora Su Majestad respondía fatigosamente, con pausas interminables, jadeando. A menudo, no comprendía lo que le preguntaba evitando alusiones directas. Tal vez porque no habla francés tan bien como dice, tal vez porque su envejecido cerebro ya no sigue los conceptos Y me tocaba repetir, soportar su cólera que a veces resultaba ofensiva.

Ante la última pregunta, se asustó. Era una pregunta sobre la muerte. Y a su Majestad no le gusta la palabra muerte. Tiene demasiado miedo de morir, él que con tanta facilidad manda a otros a la muerte De manera que me echó.

Pero se enfadó mucho más cuando la entrevista fue publicada. Para explicar mejor lo que él me había dicho, me pareció oportuno intercalar sus respuestas con notas y observaciones. Y, claro está, tales notas, tales observaciones, no podían halagarle. Su ira explotó violentamente y de ella florecieron amenazas, protestas oficiales y oficiosas, pastiches diplomáticos que comprometieron al embajador etíope en Roma y desgraciadamente al embajador italiano en Addis Abeba Y no cito las protestas de los italianos que vivían en Etiopia y que temían, por mi culpa, una real venganza. La mayor parte de los italianos que viven en Etiopia hablan con nostalgia de Mussolini y no sintieron por mí demasiada simpatía. Sus quejas tuvieron muy poco de amistosas. Prefiero referirme a las cartas de quienes me informaron, afectuosamente, de que haría bien en no volver a poner los pies en Etiopia hasta que Su Majestad hubiera pasado a mejor vida “Se lo ruego, siga mi consejo”

ORIANA FALLACI. Hay una cuestión, Majestad, que me preocupa desde que vi a aquellos pobres correr detrás de usted por un dólar de veintidós pesetas Majestad, ¿qué siente cuando reparte limosna a la gente? ¿Qué siente ante tanta miseria?

HAILE SELASSIE. Siempre ha habido pobres y ricos y siempre los habrá ¿Por qué? Porque hay quien trabaja y hay quien no trabaja, quien tiene afán de ganar algo y quien no tiene ganas de hacer nada. Es cierto que Dios Nuestro Señor nos pone iguales en el mundo, pero también es cierto que cuando se nace no se es rico ni pobre. Se está desnudo. Es luego cuando uno se vuelve rico o pobre según sus méritos. SÍ, también .Nosotros sabemos que distribuir dinero no sirve para nada. ¿Por qué? Porque para resolver la miseria hay un solo camino: trabajar.

OF. Majestad, quisiera estar segura de haber comprendido bien ¿Quiere decir, Majestad, que el que es pobre merece serlo?

HS. Nosotros hemos dicho que es pobre aquel que no trabaja porque no quiere. Hemos dicho que la riqueza hay que ganarla con esfuerzo Hemos dicho que el que no trabaja no come. Y ahora añadimos que la capacidad de ganar depende del individuo: cada individuo es responsable de sus desgracias, de su destino No es justo esperar que la ayuda caiga del cielo, como un regalo la riqueza hay que merecerla. El trabajo es uno de los mandamientos de Nuestro Señor Creador. La limosna, usted sabe…
(Entre las limosnas que el emperador hace a sus súbditos está también la del pan Cada sábado, cuando el emperador va a una de sus villas campestres al lago, llena su automóvil de hogazas y las va lanzando por la ventanilla. Pero no siempre el pan va a parar a manos de sus súbditos. Los perros y los carneros conocen el rito, de manera que cuando aparece el automóvil, corren a disputarse el puesto con los niños y con los hombres y, generalmente ganan. El pan, en Etiopia, es una comida de ricos. La carne se come sólo dos o tres veces al año y cruda. El motivo es que Etiopia es el país de renta por cápita más baja del mundo. El salario de un zabagna, un guardia en la ciudad, es de quince dólares al mes. El proletariado, en realidad, no existe. La mayor parte de la población se dedica al pastoreo. La tierra pertenece a la Iglesia copta o al emperador que utiliza sus dominios como le place. Por ejemplo, para hacer regalos a sus protegidos o a sus cortesanos El pueblo no se rebela, ni siquiera tiene capacidad para ello Una estadística sueca publicada por el’ ‘Dagens Niether” sostiene que el noventa y cinco por ciento de los etíopes son analfabetos y el cinco restante saben leer pero no todos saben escribir. También sostiene que el cuarenta por ciento padecen sífilis, el cincuenta tracoma y el treinta lepra).

OF. Majestad, ¿qué piensa de la nueva generación presa del descontento? Me refiero a los estudiantes que se agitan en la Universidad, especialmente en Addis Abeba y...

HS. La juventud es la juventud. No se pueden combatir las actitudes inherentes a la juventud. Por otra parte, no representan nada nuevo en el mundo, nunca sucede nada nuevo. Examine el pasado. Se dará cuenta de que la desobediencia de los jóvenes viene de antiguo. Los jóvenes no saben lo que quieren. No pueden saberlo porque les falta experiencia, les falta sabiduría. Para mostrar a los jóvenes el camino recto y castigarles cuando se rebelan a la autoridad, está el jefe del Estado, estamos Nosotros Pero no todos los jóvenes son malos y sólo los culpables irreductibles son castigados sin piedad. Los otros son doble gados e inducidos a servir a su país. Así pensamos Nosotros y así debe ser.

OF. ¿Hay que castigarles incluso con la pena de muerte, Majestad?

HS. Hay que examinar bien la cuestión. Y en ocasiones se descubre que la pena de muerte es justa y merecida. Por ejemplo, para los desobedientes ¿Por qué? Porque va en interés de todo el pueblo. Nosotros hemos abolido muchas cosas. Por ejemplo, la esclavitud. Pero la pena de muerte, no, no podemos aboliría. Seria como renunciar a castigar a quien osa discutir la autoridad. Así pensamos Nosotros y así debe ser.

(La autoridad del emperador es indiscutible e indiscutida, el pueblo lo venera como un dios y acepta sin replicar cada una de sus decisiones. Pero la exigua minoría de jóvenes que van a la escuela, sobre todo en Addis Abeba, no piensa así. Y difunden escritos contestatarios, hablan de una simiente que germina “La semilla de una planta llamada libertad”. En respuesta a tales protestas, por otra parte confusas y esporádicas, hubo redadas de la policía y los estudiantes desaparecieron. La universidad de Addis Abeba tiene normalmente más de tres mil alumnos Sin embargo, durante ciertos semestres no hay más que algunos centenares. ¿Dónde han ido a parar los demás? Nadie lo sabe. Alguien se lo ha preguntado al ministro de Educación que no ha contestado. La única esperanza es que hayan sido enviados a “comunidades agrícolas”, es decir, los acostumbrados campos de concentración, o a minas de oro, como la mina de oro del Emperador, en las que trabajan sólo detenidos. No hay pruebas. El único indicio lo proporcionaron dos camiones llenos de estudiantes detenidos sin motivo hace algún tiempo. La policía afirma que la razón es que estaban peleando entre ellos. Pero el mismo día fueron también detenidos una profesora norteamericana que enseñaba sociología y un profesor inglés que enseñaba literatura, acusados de incitar a los alumnos a la rebelión. Y, después de haber sido despedidos y luego expulsados, ambos declararon no haber visto ninguna pelea)

OF. Majestad, quisiera que me hablase un poco de sí mismo. Dígame ¿alguna vez fue usted un Joven desobediente? Pero tal vez debiera preguntarle si ha tenido tiempo de ser joven, Majestad.

HS. Nosotros no comprendemos la pregunta ¿Qué me pregunta? Por supuesto que Nosotros hemos sido jóvenes ¡no hemos nacido viejos! Hemos sido niño y luego adolescente y luego joven y luego adulto y luego viejo. Como todos Nuestro Señor Creador nos hizo a Nosotros como a todos Tal vez lo que usted quiere saber es que tipo de joven era. Bien era un joven muy serio, muy estudioso, muy obediente Alguna vez castigado, pero ¿sabe usted por qué? Porque a Nosotros no nos bastaba lo que nos hacían estudiar y Nosotros queríamos estudiar más. Nosotros queríamos quedarnos en la escuela después de terminadas las clases. Nos disgustaba divertirnos, montar a caballo, jugar. No quería perder el tiempo en juegos.

OF. Majestad, tal vez no he sabido explicarme…

HS. ¡¡¡Ca suffit, ca suffit!!! ¡Basta, basta!.

(En realidad Haile Selassie nació viejo. A los siete años, alentado por su ambicioso e inteligentísimo padre, el ras Makkonnen, primo del rey Menelik, leía y escribía correctamente el amaneo. A los nueve años se sabía de memoria buena parte de la literatura francesa. A los trece años recibió de Menelik el título de gran cherif, y a los catorce fue nombrado gobernador de la provincia de Sodalli En este año murió su padre Estuvo en la corte dos años. Luego fue nombrado gobernador del Sídamo y, a los dieciséis años, ya ejercía la autoridad judicial, pronunciaba sentencias de condena a muerte o de penas corporales y dirigía las expediciones punitivas, jefe absoluto de un millón de personas que besaban la tierra a su paso, Tafari Makonnen, que éste es su verdadero nombre, nunca tuvo ni tiempo ni manera de vivir la edad en que se descubre lo justo y lo injusto. Educado en los complots, en las intrigas, en la crueldad, aprendió a sobrevivir a través del cinismo, y toda su vida se concentró en el esfuerzo de conquistar el poder y luego mantenerlo. Lo consiguió sin pararse en escrúpulos, recurriendo a menudo a sistemas que hubieran hecho palidecer a los Borgia y a Maquiavelo juntos, el modo como eliminó el verdadero heredero del trono Lij Yasu, por ejemplo. El modo como neutralizó a la reina Zauditu, el modo como lanzó unos contra otros a los ras adversarios. Despiadado, obstinado, clarividente, subió por fin al trono en 1930, después de haber sido regente y luego de haber sacrificado a aquel sueño hasta la capacidad de sonreír. Nunca sonríe Y nadie le ha visto reír jamás.)

OF. Majestad, usted es el monarca que ha reinado más tiempo de todos los que están ahora en el trono. Y, en una época que ha visto la ruinosa caída de tantos reyes, usted es el único monarca absoluto ¿Alguna vez se ha sentido solo en un mundo tan distinto del mundo en que creció?

H.S. Nosotros creemos que el mundo no ha cambiado en absoluto. Nosotros creemos que esos cambios no han cambiado nada Ni siquiera vemos la diferencia entre república y monarquía. Nosotros vemos dos sistemas sustancialmente iguales de gobernar un pueblo. A ver, dígame, ¿cual es la diferencia entre república y monarquía?

OF. Realmente, Majestad. Bueno, a Nosotros, quiero decir a mi me parece comprender que en las repúblicas donde existe, la democracia, el Jefe es elegido. En cambio, en las monarquías no.

HS. No vemos la diferencia

OF. No importa, Majestad. ¿Qué piensa de la democracia?

HS. Democracia, república, ¿qué quieren decir estas palabras? ¿Qué han cambiado en el mundo? ¿Acaso los hombres son mejores, mas leales, mas buenos? ¿Acaso el pueblo es más feliz? Todo continúa como antes, como siempre. Ilusiones, ilusiones. Y, además, hay que mirar por los intereses de un pueblo antes de subvertirlo con palabras. A veces la democracia es necesaria. Pero a veces es un perjuicio, un error.

(En Etiopía se ignora incluso lo que son las elecciones, lo que es el voto. Si alguien le explicase a un pastor del Gondar que tiene derecho a expresar su opinión y a manifestarla con una cosa que se llama voto, se lo tomaría a broma y no lo creería. La libertad de pensamiento no existe y, naturalmente, no existen partidos políticos. Ni siquiera clandestinos. La policía secreta está organizadísima. Los teléfonos están controlados, y hasta los extranjeros tienen miedo de expresar un punto de vista que no coincida con el del emperador. Por una nadería, uno se puede ver acusado del delito de lesa Majestad y acabar en la cárcel o ahorcado. El hecho es que el emperador no cree en una Etiopía inserta en un clima de libertad y de democracia. No tiene a su pueblo en mucha estima. A las personas de su confianza les repite siempre con desprecio “Vous savez, ces gens “Y a menudo cita el ejemplo del Congo “Ved lo que sucede cuando se da libertad a cierta gente”)

OF. Majestad, ¿intenta acaso decir que ciertos pueblos como el suyo no están preparados para la democracia y por tanto no la merecen? ¿Intenta decir que la libertad de prensa sería inadmisible aquí?

HS. Libertad, libertad... El emperador Menelik y también Nuestro padre, hombres iluminados, examinaron esta palabra y siguieron de cerca estos problemas. Se los plantearon e hicieron muchas concesiones al pueblo. Nosotros, más tarde, hicimos otras. Ya hemos recordado que fuimos Nosotros quienes abolimos la esclavitud. Pero, repetimos, que algunas cosas son buenas para el pueblo y otras no. Es necesario conocer a Nuestro pueblo para darse cuenta de ello. Es necesario proceder lenta, prudentemente, ser como un padre muy cauteloso respecto a sus propios hijos. Nuestra realidad no es la de ustedes. Y nuestras desgracias son infinitas.

(Al principio de su reinado Haile Selassie introdujo la radio en Etiopia. Más tarde los periódicos y la televisión. A pesar de esto, en Addis Abeba no se sabe nada de lo que sucede en el resto del mundo. Tanto la radio como los periódicos y la televisión sirven sólo como instrumentos de la propaganda real. Cada noche el noticiario de la televisión empieza con una noticia sobre el emperador que ha inaugurado un puente o ha descubierto una lápida o ha participado en una feria benéfica o se ha reunido con un embajador. Invariablemente, las dos primeras palabras son: “Su Majestad...”. Los periódicos son, sustancialmente boletines de palacio. Incluso el “Etiopian Herald”, en inglés, empieza como el noticiario de la televisión. Hasta el estallido de una guerra, la llegada del primer hombre a la luna, las catástrofes locales pasan a segundo plano ante una ceremonia del emperador o vienen consignadas en pocas líneas. El día en que el avión de la East African se estrelló en la pista y murieron cincuenta personas, la prensa dedicó todo su espacio a una visita campestre de Su Majestad. Los etíopes están tan bombardeados por el mito de Su Majestad que, cuando oyen en la radio un anuncio de Coca-Cola, creen escuchar su voz.)

OF. Majestad, ¿alguna vez ha lamentado su destino de rey? ¿Ha deseado alguna vez vivir como un hombre normal?

HS. No comprendemos su pregunta. Ni en los momentos más duros, más dolorosos, No hemos lamentado o maldecido Nuestro destino. Nunca. ¿Por qué hubiéramos tenido que hacerlo? Hemos nacido de sangre real, el mando nos espera. Y, puesto que nos espera, puesto que Nuestro Señor Creador ha pensado que podríamos servir al pueblo como un padre sirve a su hijo, ser monarca constituye para Nosotros un gran placer. Hemos nacido para ésto, y para ésto hemos vivido siempre.

OF. Majestad, estoy intentando comprenderle como hombre y no como rey. Por tanto, insisto y le pregunto si este oficio le pesa alguna vez; por ejemplo, cuando debe ejercerlo por la fuerza.

HS. Un rey no debe Jamás lamentar el uso de la fuerza. Hay necesidades malas, pero son necesidades, y un rey no debe detenerse frente a ninguna necesidad. Ni siquiera cuando ésta le disgusta. Nosotros no hemos tenido nunca miedo de ser duros; el rey sabe lo que es conveniente para el pueblo y el pueblo no lo sabe. Para castigar, por ejemplo, Nosotros debemos aplicar únicamente el juicio de Nuestra conciencia. Y nunca sufrimos cuando castigamos porque creemos en ese castigo y tenemos absoluta confianza en Nuestro juicio. Así debe ser y así es.

(Los castigos del emperador excluyen a los miembros de la familia real. Éstos no pueden ser condenados ni a muerte ni a penas corporales. Para los demás el castigo va desde los trabajos forzosos a la horca. Desaparecido el castigo de cortar la mano o el pie, utilizado con frecuencia hace algunos años, se mantiene, sin embargo, la costumbre de emparedar vivos a los traidores en su propia casa. Pero en los últimos años el emperador se ha dulcificado un poco y el año pasado ordenó liberar a un ras a quien había hecho emparedar vivo en 1954. Después de dieciocho años de oscuridad y de silencio el ras no había muerto pero estaba gravemente enfermo. Haile Selassie lo mandó a un hospital para que se recuperara y, en señal de perdón, le regaló un automóvil. También corre la voz de que, para hacer menos dolorosas las ejecuciones, el emperador quiso introducir en Etiopía la silla eléctrica y confió el asunto a un italiano que, efectivamente, la construyó. Pero la silla funcionó mal y el condenado se quemó pero no murió, de manera que el emperador decidió volver a los antiguos sistemas. Otro sistema por el que siente predilección es el de la humillación pública. Sucede, por ejemplo, que un cortesano comete un error o se muestra indigno de la confianza en él depositada. En tal caso. Su Majestad actúa de la siguiente manera: le obliga a presentarse cada mañana ante él, de rodillas, y finge no verlo. Durante meses, a veces durante años. Y es perdonado cuando el emperador se para y le dice: “Nos sorprende verte aquí, hijo. ¿Qué podemos hacer por ti?”)

OF. Majestad, usted habla siempre de castigos. Pero ¿es cierto que usted es tan religioso y tan devoto de las enseñanzas cristianas?

HS. Nosotros hemos sido siempre muy religioso, desde niño, desde el día en que Nuestro padre, el ras Makonnen, nos enseñó los mandamientos de Nuestro Señor Creador. Nosotros rezamos mucho, y vamos a la iglesia lo más a menudo posible; cada mañana si es posible. Nos acercamos a los sacramentos cada domingo, con regularidad. Pero por la religión no entendemos sólo la Nuestra, y hemos concedido al pueblo la libertad de observar la religión que le plazca. Creemos en la unidad de las Iglesias. Y por esto durante Nuestro viaje a Italia estuvimos tan interesados en reunimos con Pablo VI. Nos gusta mucho. Nos parece un hombre de gran capacidad, sobre todo en sus intenciones de trabajar por la unidad de las Iglesias y nos demostró mucha amistad.

(El encuentro con el Papa era, desde hace decenios, el sueño de Haile Selassie. Pero el Papa a quien quería conocer no era Pablo VI, sino Juan XXIII. Repetía: “Tenemos que vernos nosotros dos antes de que uno de los dos muera”. La muerte del Papa Juan le entristeció tanto que durante algún tiempo no volvió a hablar de pontífices. Se interesó de nuevo por el tema hace tres años y la opinión general es que su viaje a Italia tenía fines místicos más que políticos. La mayor parte de su misticismo se lo debe Haile Selassie a su mujer, la emperatriz Menen, muerta en 1965. Menen, beata hasta la médula, era la cuña del clero copto en la Corona, y el emperador era devotísimo de ella. Nunca dejó de amarla y de escucharla desde el día en que ella había enviado al otro mundo a su primer marido. Otra razón por la que el emperador se muestra tan religioso es porque tal imagen contribuye a su prestigio. Más de una vez forzando la imagen esperó que le concedieran el premio Novel de la Paz y estuvo a punto de conseguirlo. Lo perdió a consecuencia de las represiones en Eritrea.)

OF. Majestad, durante su viaje a Italia, los italianos hicieron todo lo posible para demostrarle lo que les disgustaba haberle hecho la guerra. Con la entusiasta acogida que le dispensaron le dijeron que la de 1935 había sido la guerra de Mussolini. ¿Está usted convencido de ello ahora?

HS. SÍ es posible una diferencia entre italianos y fascistas, no corresponde a Nosotros decirlo. Corresponde a la conciencia de ustedes. Cuando un pueblo entero acepta y mantiene en pie a un gobierno, quiere decir que ese pueblo reconoce a ese gobierno. Pero Nosotros queremos aclarar que siempre hemos separado, en Nuestro juicio, la guerra de Mussolini y el gobierno de Mussolini. Eran dos cosas distintas. Y, al mismo tiempo, no nos creemos en condiciones de Juzgar al gobierno de Mussolini por la guerra con la que agredió a Etiopía. Es el propio gobierno el que juzga cómo ser útil a su pueblo y, evidentemente, el gobierno de Mussolini nos agredió pensando ser útil, con esa guerra, al pueblo italiano.

OF. Majestad, tal vez no lo he comprendido bien. ¿Puedo preguntarle cómo juzga, en la actualidad, a Mussolini?

HS. Nosotros no le juzgamos. Ahora está muerto y no sirve para nada Juzgar a los muertos. La muerte lo cambia todo, lo anula todo. Incluso los errores. A Nosotros no nos gusta hablar de odio o de desprecio respecto a un hombre que ya no puede respondernos. Y lo mismo digo respecto a todos los demás que invadieron nuestro país: Graziani, Badoglio. Todos han muerto.
(Silencio)

HS. Nosotros conocimos a Mussolini en 1924, cuando aún no éramos emperador y nos trasladamos a Italia en visita oficial. Nos recibió muy bien, como un verdadero amigo. Estuvo muy amable. Nos gustó. Hablamos abiertamente con él del pasado y el porvenir. Nos inspiró confianza. Después de la conversación se desvanecieron todas Nuestras dudas. Luego él faltó a su palabra. Y esto no lo comprenderemos nunca. Pero ahora ya no tiene importancia.

(Nadie ha conseguido nunca que Haile Selassie diga una sola palabra contra Mussolini. Lo máximo que se puede sacar de él, cuando se toca el tema, es que demuestre el estupor de haber sido traicionado. Es opinión general que Haile Selassie es el último verdadero admirador de Mussolini y que, antes de 1935, sentía por él una secreta admiración. Una admiración decepcionada, pero no borrada, por la guerra fascista. En la entrevista de 1924 Haile Selassie, político inteligente y hombre de fino olfato, comprendió que podía andar de acuerdo con Mussolini. Fue Mussolini el que nunca se dio cuenta de que hubiera podido marchar de acuerdo con Haile Selassie. En el fondo se trataba de dos autócratas que gobernaban con los mismos principios: puño de hierro y ninguna libertad. Lo que para nosotros son defectos para Haile Selassie son virtudes. En 1941, cuando regresó a Addis Abeba, el emperador supo que los fascios litorios pasaban en desbandada por cierto puente. En seguida ordenó que no les molestasen. “¿Por qué tendríamos que hacerlo?” Por lo demás, todos los italianos que en Etiopía tienen relación con el emperador, son incurable y oscuramente fascistas.)

OF. Entonces Majestad, ¿cómo ve usted aquellos desgraciados años? ¿Cómo ve la guerra que le hicimos?

HS. Nosotros miramos estos años con reacciones diferentes, en contraste. Por una parte no es posible olvidar lo que los italianos nos hicieron, sufrimos mucho por culpa de ustedes. Por otra parte, ¿que podemos decir? A muchos les sucede que hacen una guerra injusta y la ganan. Apenas regresamos en 1941, a Nuestro país, Nos dijimos tenemos que ser amigos de los italianos. Y hoy lo somos de verdad Ustedes han cambiado en muchas cosas y nosotros hemos cambiado en muchas otras Y digámoslo así la historia no olvida y los hombres, en cambio, pueden olvidar. Incluso pueden perdonar, si tienen un espíritu benévolo. Y Nosotros intentamos serlo. Sí, hemos perdonado. Pero no olvidado. No hemos olvidado. Lo recordamos todo, ¡todo!

OF. ¿También el discurso que hizo ante la Sociedad de Naciones, Majestad? ¿También el día en que huyó?

HS. Oh, si. Recordamos muy bien el discurso, la víspera de aquel discurso, los periodistas fascistas que nos insultaban, las palabras que nosotros pronunciamos invocando justicia. “Hoy nos sucede a nosotros, mañana os sucederá a vosotros “. Y así sucedió. Y recordamos el día en que partimos hacia el exilio porque aquel fue el día más doloroso de Nuestra vida. Tal vez también el más incomprendido. Y exigió mucho valor, a veces las cosas que aparentemente no requieren coraje, exigen mucho valor. El hecho de que no nos quedaba nada más que la esperanza de volver al frente de Nuestro pueblo. Pero era una esperanza grande y, mientras viajábamos, se convirtió en certeza absoluta. ¡Nosotros no lo hubiésemos hecho si hubiésemos pensado que tendríamos que quedarnos para siempre en Europa! .Nosotros habíamos comprendido como marcharían las cosas y nadie nos vio nunca desesperado en aquellos años.

(El 2 de mayo de 1936, tres días antes de que Graziani entrase en Addis Abeba, Hailé Selassié escapó en un tren especial que lo llevó a Djibuti y desde allí, en un acorazado británico, pasó al otro lado del mar Rojo Viajaba con su mujer, los tres hijos, las dos hijas, cortesanos y dos perritos chihuahuas, bisabuelos de Lulu y de Papillón, el tesoro de la Corona y un prisionero el ras Hailu. La huida fue penosa, humillante. Llegado a Jerusalén, el emperador se enteró de que las tropas etíopes, abandonadas a si mismas, habían saqueado el palacio, matado a los leones de la realeza, destruido y robado los negocios de los blancos y asesinado a los europeos. Criticado por los errores estratégicos cometidos durante la guerra y por no haber permanecido junto a los que organizaban la guerrilla, vio vacilar el prestigio que tanto le importaba. En Haifa, otro acorazado británico lo embarco con su séquito para conducirlo a Inglaterra, pero lo desembarcó en Gibraltar con una excusa y le obligó a continuar la ruta en un barco de línea. Eran órdenes del gobierno inglés que en realidad apoyaba a Mussolni y no quería a Haile Selassie como invitado oficial. Pero el discurso que hizo dos meses después en Ginebra, ante la Sociedad de Naciones, sería el momento más hermoso y más noble de su vida. Además, era una toma de posición que preveía el futuro y, hoy, válida para otros países “Yo, Haile Selassie Primero, emperador de Etiopía, estoy aquí para exigir justicia para mi pueblo y la ayuda que le fue prometida hace ocho meses por cincuenta y dos naciones que afirmaron que se había perpetrado un acto de agresión. Yo, Haile Selassie Primero, estoy aquí para reivindicar los derechos de las pequeñas naciones agredidas con la complicidad de las grandes naciones… “)

OF. Majestad, usted insiste siempre en la amistad con los italianos y, en realidad, fue muy indulgente con ellos cuando regreso a Addis Abeba ¿Puedo preguntarle si los italianos han hecho algo de bueno en Etiopía?

HS. Desde luego ¿Por que no? Hicieron mal, sobre todo al principio, pero también han hecho bien. Sobre todo después. Como siempre en la vida, nada tiene siempre un color concreto. Digamos que los italianos han atormentado bastante a Nuestro país, pero han hecho también cosas buenas. Nada de nuevo, nada milagroso, nada que Nosotros no hubiéramos ya empezado, hay que precisarlo. Y, además, hay que aclarar que, si no hubiesen hecho nada positivo, habrían tenido contra ellos a toda la población, y tenían que mantenerla de su parte. Bien, digamos que sí, en cierto sentido, interrumpieron lo que Nosotros habíamos empezado, pero en otro sentido, lo continuaron. Y hoy nos sentimos muy felices de haber protegido a los italianos a Nuestro regreso.

(A su regreso, Haile Selassie ordenó que no se tocara un cabello a los italianos y la orden fue seguida tan al pie de la letra que, se dice, en Addis Abeba no había burdel donde estuviesen escondidos, por lo menos, dos o tres italianos. Él mismo, contra el parecer de los ingleses, que querían capturarlos ocultó a cincuenta de ellos en su palacio, y otros tantos fueron hospedados por su segundogénito, el duque de Harrar, en el palacio de Harrar El gesto fue interpretado, y todavía lo es como una prueba de magnanimidad evangélica. Pero se trató de una hábil maniobra política, de un astuto calculo. En Etiopia, los italianos habían cometido innumerables infamias, pero también habían construido carreteras, puentes, diques, hospitales, y habían importado una clase indispensable para el desarrollo de un país atrasado la pequeña burguesía. Si los italianos hubieran sido muertos o capturados o expulsados, ¿quién habría dirigido los negocios, las oficinas postales, las pequeñas industrias? Y no sólo esto, sino que, en aquellos cuatro años y medio, los italianos no se habían mostrado en absoluto racistas habían vivido con mujeres etíopes, la mayoría se habían casado con ellas y habían tenido hijos reconocidos. Estaba creciendo una generación de mulatos a la que no había que sacrificar. La consecuencia de aquel gesto imperial es que hoy, en Etiopia, viven quince mil italianos más devotos de Haile Selassie de lo que puedan serlo sus propios súbditos. Completamente insertos en sus sistemas y en su régimen, aunque considerando que ignoran la Italia de hoy, no es raro verlos correr hacia el automóvil del emperador y caer de rodillas para hacerle alguna petición. Los hay también ricos como Barottolo (fábricas de algodón), la viuda Melotti (industria de la cerveza), Montanan (fábricas de calzado), Bim (concesiones territoriales). Y éstos, para Halile Selassie, son amigos indispensables)

OF. Majestad, en estos treinta y un años de recobrada independencia, Etiopia no ha estado precisamente tranquila. Ha habido varías rebeliones y algunos golpes de Estado. Uno, de enormes proporciones, hace doce años. En el se encontraba implicado el propio príncipe heredero ¿Qué tiene que decirme sobre esto, Majestad?

HS. Que Nosotros no nos preocupamos de esto o que no nos preocupamos más de lo necesario. Estas cosas suceden en la vida de cualquier país. Siempre hay algo que se mueve, que fermenta. Y en todas partes hay personas ambiciosas. Personas malas. Basta hacerles frente con coraje y decisión. No hay que dudar, no hay que ser débil o dejarse llevar por pensamientos contradictorios, no hay que dejarse abatir. Nosotros no nos hemos dejado abatir jamás. A la fuerza hay que responder con la fuerza, y es así como actuamos en las referidas ocasiones Cierto que el asunto nos dolió, Nosotros no lo esperábamos. Nosotros no esperábamos que algunos, que algunos, que él. Pero los verdaderos culpables eran pocos. Y nosotros castigamos a estos y perdonamos a los demás. Esto es todo. Así nosotros lo decimos y así debe ser.

OF. No, Majestad, no es todo Yo me refería al hecho de...

HS. Ca suffit, ca suffit! ¡Ya está bien, ya está bien!

(Hay dos temas prohibidos con Haile Selassie Eritrea y el papel que el príncipe heredero desempeñó en el golpe de Estado de 1960. El golpe de Estado tuvo efecto mientras el emperador estaba en el Brasil y sus protagonistas fueron los hermanos Menghistu y Girmame Neway. Ni uno ni otro eran ambiciosos o malos. Eran solo dos tipos cansados del régimen feudal y sinceramente convencidos por la causa de la justicia social y de la libertad. Tampoco eran comunistas, se podrían definir como dos socialdemócratas, con un programa de reformas y no de revolución. Girmamé había estudiado en California, en la universidad de Berkeley, y gobernaba la provincia de Ji Jigga. Menghistu era comandante de la Guardia Imperial y tenia acceso a los apartamentos privados de Su Majestad comprendido el dormitorio. Cuando le propusieron ahogar al emperador durante el sueño se opuso desdeñosamente. La noticia del golpe de Estado la dio por radio Asfa Wossen, y nunca sabremos si el príncipe heredero estaba de su parte o fue obligado a actuar con un revólver en la sien, como dice la versión oficial. Pero si se sabe que, dominada la revuelta, Haile Selassie miró a su hijo con desprecio y le dijo “Hubiera preferido saberte muerto”. Gracias al inmediato regreso de Haile Selassie, la revuelta fue dominada por medio del ejército dirigido por instructores norteamericanos. Acabó en un baño de sangre. Se calcula que, por lo menos, fueron muertas diez mil personas. Los hermanos Neway, visto el giro de los acontecimientos, mataron a los dignatarios que tenían como rehenes y huyeron hacia las colinas. Fueron cercados y, para evitar la captura, Girmamé disparó un tiro a Menghistu y luego se suicidó. Pero Menghistu no llegó a morir. Fue hecho prisionero, curado, procesado y condenado a la horca Murió valientemente, dando un puntapié al escabel y ahorcándose el mismo. Por orden del Emperador, su cadáver estuvo ocho días balanceándose en la horca. El emperador había pretendido lo mismo con el cadáver de Girmamé).

OF. Majestad, si no quiere hablar de ciertas cosas, hábleme más de usted. Se cuenta mucho que ama a los animales y a los niños ¿Puedo preguntarle si ama tanto a los hombres?

HS. A los hombres, bueno, es difícil ser indulgente con los hombres. Es mucho más fácil ser indulgente con los animales y con los niños. Cuando se ha tenido una vida difícil como la Nuestra, se está más cómodo con los animales y con los niños. Ellos no son nunca malos, por lo menos no intencionadamente. En cambio, los hombres, claro que hay hombres buenos y hombres malos. Se utiliza a los primeros y se castiga a los segundos, sin intentar comprender por que son buenos o por que son malos. La vida es como el teatro no se puede comprender toda e inmediatamente. No divierte ya. Y, además, Nosotros les pedimos demasiado a los hombres para respetarlos.

OF. ¿Qué les pide, Majestad? Dignidad, coraje. Los dos protagonistas de aquel golpe de Estado tenían dignidad, Majestad. Y tuvieron coraje.

HS. !Ca suffit, ca suffit! ¡Ya está bien!

OF. De acuerdo, Majestad. Y un rey, ¿qué se exige a si mismo, Majestad?

HS. También coraje. Y equilibrio. Un rey debe saber adaptarse, oscilar entre amigos y enemigos, entre lo nuevo y lo viejo. Un rey debe saber tomar su tiempo y someterlo todo al objetivo que se ha fijado de antemano. Aprendimos esto en la juventud, cuando leímos vuestros libros y nos formamos en la cultura occidental de ustedes, según los deseos del emperador Menelik y de Nuestro padre. Porque Nosotros comenzamos muy pronto a apreciar las cosas nuevas de las que usted habla. Nosotros hemos viajado mucho. Pero no nos gusta viajar. Nos cansa. Y, en la mayoría de ocasiones, no nos divierte. Pero lo hacemos igual porque creemos útil ir en busca de amigos y ésta es la misión de un rey.

OF. A veces viajes sorprendentes, Majestad, en busca de amigos inesperados. Usted ha estado incluso en China y ha hablado con Mao Tse-tung...

HS. Hablamos mucho tiempo y nos gustó mucho Mao Tse-tung. Mucho. Nos hizo una gran impresión, como Pablo VI. Es un buen jefe, un Jefe muy serio y su pueblo ha hecho muy bien en elegirle. Es toda otra forma de vida, pero cada pueblo vive a su manera. Así lo dijimos en Nuestro diálogo con los chinos que nos dio tan buenos resultados.

(Haile Selassie ha obtenido dos cosas de los chinos. Primero: que éstos dejen de prestar ayuda a los guerrilleros eritreos. Segundo: un préstamo de ochenta y cinco millones de dólares USA a devolver sin intereses en el término de veinte años y con la única condición de empezar a gastarlos dentro de cinco años. Prácticamente, un regalo. La devolución se hará en café. Puesto que los chinos se han comprometido a comprar café por valor de dos millones de dólares USA anuales. China se convertirá en el almacén de casi todo el café etíope. Aunque nadie, en China, beba café. En el campo internacional, Haile Selassie sigue siendo un gran político. Lo demuestra con la astucia con que consigue hacer bailar a las grandes potencias y utilizar a las demás. Sus verdaderos amigos son los norteamericanos a los que permite el control económico del país y a cuyos consejeros militares ha confiado el ejército, la aviación y los servicios secretos. Sus verdaderos enemigos son los soviéticos que lanzaron a DJibuti a la independencia y ayudan a Sudán que, a su vez, ayuda a Eritrea. Pero él ha ido también a Moscú y Etiopía está llena de búlgaros, rumanos, polacos y yugoslavos, o sea, de embajadas comunistas. Haile Selassie está al lado de los países árabes y ha llamado a los israelíes para que instruyan a la policía secreta, a la policía criminal y a la Guardia Imperial. Con ellos tiene en común el interés de no perder el puerto de Asmara y de Assab. Sus relaciones son óptimas incluso con los franceses, ante el temor de que renuncien a Djibuti. Sólo hay cierta frialdad con los ingleses. Nunca les ha perdonado la indiferencia con que lo acogieron en el exilio. Y, aunque fueron los ingleses quienes lo devolvieron al trono, nunca se le ha oído pronunciar una palabra en su lengua. Y la conoce muy bien.)

OF. Majestad, Etiopia es usted. Es usted quien la maneja, es usted quien la mantiene unida. ¿Qué sucederá el día que usted ya no esté?

HS. ¿Cómo, cómo? No comprendemos esta pregunta.

OF. El día en que usted muera, Majestad.

HS. Etiopía existe desde hace tres mil años. Existe desde el día en que fue creado el hombre. Mi dinastía reina desde que la reina de Saba visitó al rey Salomón y de sus relaciones nació un hijo. Es una dinastía que continúa desde hace siglos y durante siglos continuará. Un rey es sustituible y, además, mi sucesión está asegurada. Hay un príncipe heredero y él reinará cuando Nosotros ya no existamos. Así hemos decidido que sea y así será.

(Muchos no lo creen. Susurran que Haile Selassie podría no dejarle el trono a Asfa Wossen. No le quiere, no lo ha querido nunca y nunca le ha perdonado el haberse mezclado en la revuelta de los hermanos Neway. Desde 1960, nadie ha visto a Asfa Wossen al lado de su padre y Haile Selassie no le ha confiado ningún cargo, siempre lo ha relegado a una sombra llena de desprecio. Cuando viaja para cualquier ceremonia, se lleva a los hijos del duque de Harrar y especialmente al más joven: un principote arrogante que cambia de automóvil como de zapatos. Tiene una colección de coches y todos fuera de serie. El gran amor de Haile Selassie era su segundogénito, el duque de Harrar, a quien quería como sucesor. Pero el duque de Harrar murió, hay quien dice que en un accidente de automóvil, y hay quien dice que a manos de un mando celoso, y Haile Selassie transfirió sus preferencias al tercero de los hijos. Sehia Selassie Muerto, también el, de enfermedad, tuvo que recoger la carta de Asfa Wossen. Las noticias que existen sobre este ultimo son contradictorias Hay quien dice que es inteligente, equilibrado, moderno, dispuesto a convertirse en un monarca constitucional y accesible a la democracia. Hay quien dice que es un incapaz, falto de iniciativa y de fantasía, y destinado a seguir con el absolutismo del padre. Lo único seguro es que tiene cincuenta y seis años, un aspecto corpulento, un comportamiento tímido, y que es un hombre muy triste)

OF. Majestad, haciendo un recuento de su vida, yo diría que no ha sido una vida feliz. Todas las personas que amaba han muerto su mujer, dos de sus hijos, dos de sus hijas. Han caído muchas de sus ilusiones y muchos de sus sueños. Pero ha acumulado, supongo, una gran sabiduría y a esta sabiduría le pregunto ¿cómo mira, Haile Selassie, a la muerte?

HS. ¿A qué? ¿A qué?

OF. A la muerte, Majestad

HS. ¿La muerte? ¿La muerte? ¿Quién es esta mujer? ¿De dónde viene? ¿Que quiere de mi? ¡Fuera, basta! Ca suffit! ca suffit!

(Haile Selassie es muy supersticioso y se aferra desesperadamente a la vida. Cada año se traslada a Ginebra donde se somete a curas de rejuvenecimiento y parece que a menudo renueva su sangre con sangre joven y fresca. Le aflige un principio de arteriosclerosis. Pero su muerte es más temida por los demás que por sí mismo. Su talento político no ha sido suficiente para preparar el día en que él ya no esté. Su genio no ha sido lo bastante completo para plantar una semilla sólida para cuando la suya se seque. Sus viejas manos nunca han moldeado o delegado el poder. Su viejo corazón nunca ha superado el principio de “apres moi, le déluge”. Tal vez la muerte le da tanto miedo porque sabe que Haile Selassie podría ser el último emperador de Etiopia, León de Judá, Elegido de Dios, Potencia de la Trinidad, Rey de Reyes)

sábado, 29 de enero de 2011

Discurso de Haile Selassie I en La Liga de Naciones. Suiza, Ginebra 1936

Yo, Haile Selassie I, Emperador de Etiopia, estoy aquí hoy para reclamar la justicia que se le debe a mi gente, y la asistencia prometida ocho meses atrás, cuando cincuenta naciones afirmaron la agresión cometida en violación de tratados internacionales.

No hay precedentes para una cabeza de estado en persona hablando a esta asamblea. Pero tampoco hay precedentes para gente el ser victimas de tal injusticia y ante la presente amenaza de ser abandonados a su agresor.

También, nunca ha habido anteriormente un ejemplo de un procedimiento gubernamental para la sistemática exterminación de una nación por medios bárbaros, en violación a las mas solemnes promesas hechas por las naciones de la tierra de que no será usada contra inocentes seres humanos el terrible veneno de gases dañinos. Es para defender a gente que lucha por su ancestral independencia por lo que la cabeza del Imperio Etiope ha venido a Génova para cumplir este supremo deber, después de haber peleado el mismo a la cabeza de sus ejércitos.

Yo le ruego al Todopoderoso Dios que El le evite a las naciones el terrible sufrimiento que recientemente ha sido infligido sobre mi gente, y del cual los jefes que me acompañan aquí han sido horrorizados testigos. Es mi deber informar a los gobiernos ensamblados en Génova, responsables como lo son por la vida de millones de hombres, mujeres y chicos, del mortal peligro que los amenaza, por describir el destino que ha sido sufrido por Etiopia. No es solo contra guerreros que el gobierno italiano ha hecho guerra. Fue sobre todo atacada la población distante de las hostilidades, en orden de aterrorizarla y exterminarla.

En el comienzo, sobre el final de 1935, la aviación italiana lanzó sobre mis ejércitos bombas de gas lacrimógeno. Su efecto era pequeño. Los soldados aprendieron a dispersarse, esperando asta que el viento haya dispersado rápidamente el venenoso gas. La aviación italiana recurrió entonces al gas mostaza. Barriles de líquido eran arrojados sobre grupos armados. Pero este medio tampoco fue efectivo, el liquido afectaba solo unos pocos soldados, y los barriles sobre la tierra eran de por si un aviso a las tropas y a la población del peligro.

Fue en ese tiempo, cuando las operaciones para rodear Makalle estaban tomando lugar, que la Comandancia Italiana, temiendo una masacre, siguió el procedimiento que es ahora mi deber denunciar al mundo. Rociadores especiales fueron instalados abordo de los aviones para que puedan vaporizar, sobre vastas áreas de territorio, una fina, mortal lluvia. Grupos de nueve, quince, dieciocho aviones siguiendo uno a otro para que la niebla expedida por ellos forme una continua capa. Fue así que, desde el fin de Enero, 1936, soldados, mujeres, chicos, ganado, ríos, lagos y pasturas eran empapados continuamente con la lluvia mortal. En orden de matar sistemáticamente toda criatura viviente, en orden de asegurarse el envenenamiento de aguas y pasturas, la Comandancia Italiana hacia pasar estos aviones una y otra ves. Este fue el método principal de guerra.

Destrucción y terror

El verdadero refinamiento del barbarismo consistía en llevar desolación y terror dentro de la mas densamente poblada parte del territorio, a los puntos mas alejados de la escena de hostilidades. El objetivo era dispersar miedo y muerte sobre una gran parte del territorio Etiope. Esta temerosa táctica fue exitosa. Hombres y animales sucumbieron. La mortal lluvia que caía de los aviones hacia que todos los que eran tocados caigan chillando de dolor. Todos los que bebieron el agua envenenada o comieron la comida infestada también sucumbieron en gran sufrimiento. En decenas de miles, las victimas del gas mostaza italiano caían. Esto es en orden para denunciar al mundo civilizado las torturas inflingidas sobre la gente de Etiopia que Yo resolví venir a Génova. Ningún otro como Yo mismo y mis bravos compañeros en armas pueden brindar a la Liga de Naciones la indelegable prueba. Las apelaciones de mis delegados dirigieron a la Liga de Naciones han quedado sin ninguna respuesta, mis delegados no han sido testigos. Ese es el porque Yo decidí venir para testificar contra los crímenes perpetuados contra mi gente y dar a Europa una advertencia de la condena que les espera si no cede antes de que esta realidad se plasme.

¿Es necesario recordar a la asamblea los distintos escenarios del drama Etiope? Desde los pasados veinte años, como Heredero, Regente del Imperio, o como Emperador, nunca deje de usar todos mis esfuerzos para traer a mi país los beneficios de la civilización, y en particular de establecer relaciones de buenos vecinos con los poderes adyacentes. En particular fui exitoso en concluir con Italia el Tratado de Amistad de 1928, que prohíbe absolutamente el recurso, bajo ningún pretexto que sea, de usar armas, sustituyendo la presión y la fuerza por la conciliación y arbitrio en lo que las naciones civilizadas basan el orden internacional.

País más unido

En su reporte del 5 de octubre de 1935, el Comité de los Trece reconoció mi esfuerzo y los resultados que he alcanzado. Los gobiernos por los que Etiopia entro en la Liga, dándole al país una nueva garantía del mantenimiento de su independencia y integridad territorial, que la ayudaría a alcanzar un nivel mas elevado de civilización. No parece ser que en Etiopia haya mas desorden e inseguridad que en 1923. Por el contrario, el país es más unido y el poder central es mas obedecido.

Hubiese procurado aún más grandes resultados para mi gente si obstáculos de toda clase no hubiesen sido puestos en el camino por el Gobierno Italiano, gobierno que despertó revueltas y armó a los rebeldes. De hecho el Gobierno de Roma, como hoy abiertamente se proclama, nunca ha dejado de prepararse para la conquista de Etiopia. Los tratados de amistad que firmó conmigo no eran sinceros, su único objeto era el de esconder las reales intenciones de mi. El Gobierno Italiano afirma que por catorce años ha estado preparándose para su presente conquista. Esto también muestra que cuando sostuvo la admisión de Etiopia a la Liga de Naciones en 1923, cuando concluyó el Tratado de Amistad en 1928, cuando firmo el Pacto de Paris proscribiendo la guerra, estaba engañando al mundo entero. Al Gobierno Etiope, en estos solemnes tratados, se le dio garantías adicionales de seguridad que le permitiera progresar junto al camino específico de reformas en el cual se había asentado, para el cual entregaba todas sus fuerzas y todo su corazón.

El pretexto de Wal-Wal

El incidente de Wal-Wal, en diciembre, 1934, vino como un rayo hacia mi. La provocación italiana fue obvia y Yo no vacilé a apelar a la Liga de Naciones. Yo invoqué las previsiones del tratado de 1928, los principios de la Convención, impulsé los procedimientos de conciliación y arbitrio. Infelizmente para Etiopia era el tiempo cuando determinados Gobiernos consideraron que la situación europea hacia imperativo a todo costo obtener la amistad de Italia. El precio pagado era el abandono de la independencia de Etiopia a la codicia del Gobierno Italiano. Este acuerdo secreto, contrario a las obligaciones de la Convención, ha ejercido una gran influencia en el curso de los acontecimientos. Etiopia y el mundo entero han sufrido y todavía sufren hoy estas desastrosas consecuencias.

Esta primera violación de la Convención fue seguida por muchas otras. Sintiéndose animados en su política contra Etiopía, el Gobierno de Roma fervorosamente hizo preparativos de guerra, pensando que las concertadas presiones que estaban empezando a ejercer sobre el Gobierno Etiope, a lo mejor no conlleven la resistencia de mi gente a la dominación italiana. El tiempo llegó, así todo tipo de dificultades fueron puestas en el camino en vista de romper con el procedimiento de conciliación y arbitrio. Todo tipo de obstáculos fueron puestos en el camino de este procedimiento. Gobiernos trataron de prevenir al Gobierno de Etiopia de encontrar árbitros entre sus naciones: y una vez que el tribunal arbitral fue armado la presión fue ejercida para que un otorgamiento favorable para Italia fuera dado. Todo esto era en vano: los árbitros, dos de ellos eran oficiales italianos, fueron forzados a reconocer unánimemente que en el incidente de Wal-Wal, como en los siguientes incidentes, ninguna responsabilidad internacional se le atribuía a Etiopia.
Esfuerzos de paz
Siguiendo esta determinación, el Gobierno de Etiopia sinceramente pensó que una era de relaciones amistosas se había abierto con Italia. Yo en realmente ofrecí mi mano al Gobierno Romano. La Asamblea fue reportada por el Comité de los Trece, con fecha de Octubre 5, 1935, de los detalles de los eventos ocurridos después del mes de Diciembre, 1934, hasta Octubre 3, 1935. Es suficiente con que Yo cite un poco del reporte No. 24, 25 y 26: "El memorando italiano (conteniendo las quejas hechas por Italia) fue dejado sobre la mesa del Consejo en Septiembre 4, 1935, cuando la primera apelación de Etiopía al Consejo había sido hecha en Diciembre, 1934. En el intervalo entre estos dos días el Gobierno Italiano se opuso a lo cuestionado por el Consejo en un terreno en donde el único procedimiento adecuado era el previsto por el Tratado Italo-Etiope de 1928. A lo largo de todo este periodo, además, el despacho de tropas al Este de África estaba ocurriendo. Este transporte de tropas era presentado al Consejo por el Gobierno Italiano como necesario para la defensa de sus colonias amenazadas por las preparaciones de Etiopia. Etiopia, por el contrario, prestó atención al pronunciamiento oficial hecho en Italia el cual, en su opinión, no dejaba dudas "de las hostiles intenciones del Gobierno Italiano.
Desde el comienzo de la disputa, el Gobierno Etiope ha buscado un arreglo por medios pacíficos. Ha apelado a los procedimientos de la Convención. El Gobierno Italiano deseando mantener estrictamente los procedimientos del Tratado Italo-Etiope de 1928, el Gobierno Etiope consintió. Invariablemente indico que fielmente acataría la fallo arbitral, inclusive si la decisión fuese en su contra. Se acordó que la cuestión de posesión de Wal-Wal no se trate con árbitros, porque el Gobierno Italiano no estaría de acuerdo con esto. Se le pidió al Consejo que despache observadores neutrales y se ofreció a si mismo a prestar cualquier solicitud que el Consejo tenga.
Una vez que la disputa por Wal-Wal fue asentada por arbitraje, así todo, el gobierno italiano presento su memorando en detalle al Consejo para apoyar su demanda de libertad de acción. Este afirma que un caso como el de Etiopia no puede ser resuelto por los medios propuestos por la Convención. Establece que, "desde que esta cuestión afecta vitales interese y es de primer importancia para la seguridad Italiana y la civilización" esto "faltaría a su mas elemental deber, el no dejar de una y para siempre de confiar en Etiopia, reservando libertad absoluta para adoptar cualquier medio que sea necesario para asegurar la seguridad de sus colonias y para salvaguardar sus intereses.

Violación de la Convención

Estos fueron los términos del reporte de el Comité de los Trece, el Consejo y la Asamblea, unánimemente adoptaron la conclusión de que el Gobierno Italiano había violado la Convención y estaba en un estado de agresión. Yo no vacile en declarar que no deseaba guerra, que era impuesta sobre mí, y que pelearía por la independencia y integridad de mi gente, y que en esa pelea Yo era el defensor de la causa de todos los pequeños estados expuestos a la codicia de un vecino poderoso.

En Octubre, 1935, las cincuenta y dos naciones que hoy me están escuchando me aseguraron que el agresor no triunfaría, que los recursos de la Convención serían empleados para asegurar el reinado del derecho y el fracaso de la violencia.

Yo le pido a las cincuenta y dos naciones que no se olviden de la política en la que se embarcaron ocho meses atrás , confiando en esto Yo dirigí la resistencia de mi gente contra el agresor que ellos han denunciado al mundo. A pesar de la inferioridad de mis armas, la completa falta de aviones, artillería, municiones, servicios hospitalarios, mi confianza en la Liga fue absoluta. Pensé que era imposible para cincuenta y dos naciones, incluyendo la mas poderosa del mundo, tendría éxito al oponerse a un solo agresor. Contando con la confianza en los tratados, no hice preparativos para la guerra, y este es el caso con ciertos pequeños países en Europa.

Cuando el peligro se hizo más urgente, me di cuenta de la responsabilidad para con mi gente, durante los primeros seis meses de 1935 traté de adquirir armamentos. Muchos gobiernos proclamaron un embargo para prevenir este hecho, sin embargo el Gobierno Italiano, a través del Canal de Suez, estaba teniendo todas las facilidades para transportar constantemente y sin protestas, tropas, armas y municiones.

Forzado a movilizarme

En Octubre 3 de 1935, las tropas italianas invadieron mi territorio. Solo unas horas después decreté movilización general. En mi deseo de mantener la paz que tenía, siguiendo un ejemplo de un gran país de Europa en la víspera de la Gran Guerra, encause mis tropas para retirarlas treinta kilómetros para remover cualquier pretexto de provocación.

La guerra entonces tubo lugar en las atroces condiciones que he mencionado anteriormente a la Asamblea. En esta desigual lucha entre un gobierno comandando mas de cuarenta y dos millones de habitantes, teniendo a su disposición financiera, industrial y medios técnicos que lo habilitan para crear una ilimitada cantidad de las mas mortales armas, y, por el otro lado, una pequeña gente de veinte millones de habitantes, sin armas, sin recursos, teniendo solo de su lado la justicia de su propia causa y la promesa de la Liga de Naciones. ¿Qué asistencia real fue dada a Etiopia por las cincuenta y dos naciones que habían declarado al Gobierno de Roma culpable de una violación de la Convención y se ha responsabilizado por prevenir el triunfo del agresor? ¿Ha, cada uno de los estados miembros, como es su deber hacer en virtud de sus firmas, atendido al articulo 15 de la Convención, considerando al agresor que ha cometido un acto de guerra directa y personalmente contra esta? He puesto todas mis esperanzas en la ejecución de esta empresa. Mi confianza a sido confirmada por las repetidas declaraciones hechas en el Concejo en efecto de que la agresión no prosperará, y la fuerza finalizará siendo completamente desplazada ante el derecho.

En Diciembre de 1935, el Consejo dejo bien claro que sus sentimientos eran en armonía con aquellos miles de millones de personas que, en todas partes del mundo, han protestado contra la propuesta de desmembrar Etiopia. Era constantemente repetido de que no había simplemente un conflicto entre el Gobierno Italiano y la Liga de Naciones, y por ello es que Yo personalmente rechacé toadas las propuestas a mi ventaja personal hechas a mi por el Gobierno Italiano, si solo estaría traicionando a mi gente y la Convención de la Liga de Naciones; Estaba defendiendo la causa de todas las pequeñas personas que son tratadas con opresión.

¿Qué de las promesas?

¿Qué ha pasado con las promesas que me fueron hechas hasta Octubre de 1935? Noto con pena, pero sin sorpresa, que tres Potencias consideraron su parte bajo la Convención absolutamente sin ningún valor. Sus conexiones con Italia les impedían tomar alguna acción de cualquier orden para parar la agresión italiana. Por el contrario, fue una profunda decepción para mí el aprender la actitud de ciertos gobiernos que, mientras siempre protestaban con escrupuloso apego a la Convención, incansablemente usaban todos sus esfuerzos para impedir su observancia. Tan pronto como cualquier acción que era probable implementar rápidamente era pospuesta, varios pretextos eran concebidos en orden de posponer las acciones a consideración. ¿El acuerdo secreto de Enero de 1935 proporciona esta incansable obstrucción?

El Gobierno Etiope nunca esperó de otro gobierno para derramar la sangre de sus soldados para defender la Convención cuando sus propios inmediatos personales intereses no estaban en juego. Los guerreaos etíopes pedían solo por medios para defenderse ellos mismos. En muchas ocasiones he pedido por asistencia financiera para el aprovisionamiento de armas. Esta ayuda me fue constantemente negada. ¿Cuál, entonces, en práctica, es el significado del artículo 16 de la Convención y de seguridad colectiva?
El uso del Gobierno Etiope de las vías férreas desde Djibouti a Addis Ababa fue en práctica considerado un arriesgado intento de transporte de armas por las fuerzas etíopes. Al presente momento esto es lo principal, si no el único medio de suministro de las Fuerzas de Ocupación Italiana, pero no hay siquiera neutralidad desde que el articulo 16 pesa sobre todo estado miembro de la Liga, el deber no de permanecer neutral y no ayudar al agresor sino a la victima del agresor. ¿Ha sido la Convención respetada?
Finalmente una declaración acaba de ser hecha en sus Parlamentos por los Gobiernos de ciertos Poderes, entre ellos los miembros mas influyentes de la Liga de Naciones, que desde que el agresor a tenido éxito en ocupar una gran parte del territorio de Etiopia ellos proponen no continuar con la aplicación de ninguna medida económica y financiera que haya sido decidida en contra del Gobierno Italiano. Estas son las circunstancias en que a petición del Gobierno Argentino, la Asamblea de la Liga de Naciones se reúne a considerar la situación creada por la agresión Italiana. Yo afirmo que el problema presentado en la Asamblea hoy es de mayor envergadura. Esta no es una mera cuestión de acuerdo a la agresión Italiana.

La amenaza de la Liga

Es para la seguridad colectiva: esta es la verdadera existencia de la Liga de las Naciones. Esta es la confianza que cada estado debe poner en los tratados internacionales. Este es el valor de las promesas hechas a estados pequeños que su integridad y su independencia deben ser respetadas y aseguradas. Este es el principio de igualdad de los estados por un lado, o de otra manera la obligación que descansa sobre los poderes pequeños de aceptar el enlace de esclavitud. En una palabra, es la moralidad internacional la que está en riesgo. ¿Las firmas que van con los tratados valen sólo si los poderes signatarios tienen intereses personales directos e inmediatos comprometidos?

No sutilmente puede cambiar el problema o evadir las bases de la discusión. Es con toda sinceridad que presento estas consideraciones a la Asamblea. En el momento que mi pueblo está amenazado con la extinción, cuando el apoyo de la Liga puede proteger el golpe final, ¿Se me permitirá hablar con completa franqueza, sin ninguna reticencia, y con toda la derechura que se demanda por el gobierno de la igualdad como es con los miembros de estados de la Liga?

Aparte del reino del Señor no hay en la tierra ninguna nación que es superior a otra. Y si ocurre que un gobierno fuerte encuentra que puede destruir con impunidad a pueblos débiles, entonces la hora ha llegado para que los pueblos débiles recurran a la Liga de las Naciones para dar su juicio con toda la libertad. Dios y la Historia recordarán su juicio.

La asistencia negada

He oído con seguridad que las sanciones inadecuadas que ya se han aplicado no han alcanzado su objetivo. En ningún momento, y bajo no circunstancias ninguna sanción que haya sido intencionalmente inadecuada, intencionalmente mal aplicada, puede parar el agresor. Cuando Etiopía pidió y pidió que se le debía dar asistencia financiera, ¿No fue una medida imposible de aplicar, pues la asistencia financiera que recibe la Liga de las Naciones incluso en el tiempo de paz, ha venido de dos países que exactamente han renunciado aplicar las sanciones en contra del agresor?

Afrontados por numerosas violaciones por el gobierno italiano de todos los tratados internacionales que prohíbe el uso de las armas, y el uso de métodos barbáricos de guerra, es mi deber doloroso de anotar que la iniciativa se ha tomado hoy con la visión de levantar las sanciones. ¿Esta iniciativa no indica en práctica el abandonamiento de Etiopía a su agresor? En la misma víspera del día que Yo estaba atentando el esfuerzo supremo en defensa de mi pueblo ante de esta Asamblea, ¿esta iniciativa no priva a Etiopía de una de las últimas posibilidades de triunfar en la obtención del apoyo y la garantía de los miembros de estados? ¿Es esta la guía que la Liga de las Naciones y cada uno de los miembros de estados tiene derecho a esperar de los grandes poderes cuando ellos aseguran su derecho y su deber de guiar la acción de la Liga? Puestos frente a frente con la realidad consumada, ¿los estados van a principiar el precedente de inclinarse ante la fuerza?

Vuestra Asamblea sin ninguna duda presentaría delante de esta, proposiciones para la reformar el Pacto y para ejecutar con más garantías la seguridad colectiva. ¿Es el Pacto lo que necesita reforma? ¿Que empresas pueden tener valor si la voluntad de mantenerlas escasea? Es la moralidad internacional la que está expuesta y no los Artículos del Pacto. De parte del pueblo Etíope, miembro de la Liga de las Naciones, Yo le hago la petición a la Asamblea de que tome todas las medidas apropiadas para asegurar el respeto al Pacto. Yo renuevo mi protesta en contra de las violaciones de los tratados en lo cual el pueblo Etíope ha sido víctima. Yo declaro cara a cara al mundo entero de que el Emperador, el Gobierno y el pueblo de Etiopía no hará reverencias ante la fuerza; y que ellos mantienen su reclamo de que ellos usarán todos los medios en su poder para asegurar el triunfo de la justicia y el respeto al Pacto.Yo le pregunto a las 52 naciones, quienes le han dado al pueblo Etíope la promesa de ayudarlos en su resistencia al agresor, ¿que desean ellos hacer por Etiopía? Y aquellos grandes Poderes quienes han prometido la garantía de la seguridad colectiva a los pequeños Estados sobre los cuales pesa la amenaza de que ellos un día puedan sufrir el destino de Etiopía, Yo pregunto ¿que medidas ustedes intentan tomar?

Representantes del Mundo Yo he venido a Génova a descargar en vuestro ceno el deber más doloroso como Jefe de Estado. ¿Qué respuesta debo llevarle de regreso a mi pueblo?

Su Majestad Imperial Emperador Haile Selassie I

De nuevo se plantea el problema en Israel: ¿Quién es Judío?


LOS JUDÍOS NEGROS DE ETIOPIA

Por José Grau


La identidad de los falashas interroga a los askenazi y al Judaísmo mundial.

Fue la noticia que acaparo la atención de todos los medios informativos la primera semana de enero (1985): varios miles de miembros de una tribu negra etíope - los falashas -, de religión judía, fueron trasladados a Israel mediante un puente aéreo mantenido en estricto secreto durante dos meses.

La denominada "Operación Moisés" venía siendo preparada desde hacía siete años. Su objetivo ha sido trasladar a todo un pueblo primitivo desde las montañas de Etiopía hasta un país moderno.

Es impropio hablar de "repatriación", o de "retorno", porque los falashas ni son oriundos de Palestina ni nunca antes habían habitado esta tierra como pueblo o nación. Su "Judaísmo" es de signo religioso y nada más.

El trasplante de mas de 7.000 etíopes de religión judía al moderno Estado de Israel ha supuesto una travesía de 2.000 kilómetros, mediante una complicada operación que los sacaba de la región de Gondar, cerca de] gran lago Tana en el norte del país, los llevaba por los campos de refugiados del Sudan para pasearlos finalmente por diversos aeropuertos europeos (mayormente Bruselas, Basilea y Roma) hasta llegar a Palestina.

Aunque planeaba desde hacía tiempo, la Operación fue propiciada por las circunstancias trágicas y calamitosas que han azotado Etiopía en los últimos meses. Y no sólo Etiopía sino un buen número de países africanos.

El hambre devastadora, las escenas multiplicadas en la TV y la prensa, ha servido para movilizar a todo Occidente y le han dispuesto para volcar su ayuda en favor de esta nación africana.

Cuando el ministro israelí de asuntos exteriores, Isaac Shamir, visitó Washington el pasado verano (1984) manifestó al gobierno americano que Israel estaría dispuesto a "participar en la erradicación del hambre de Etiopía". ¿De que manera? "con el traslado masivo de falashas a Israel, vía Sudan". Al parecer los Estados Unidos han colaborado con ayuda financiera, con gestiones diplomáticas, y otros medios, para la realización de la llamada "Operación Moisés".

Según información del diario israelí "Yediot Ajaronot", unos 3.000 etíopes de religión judía murieron en las primeras etapas del viaje, al huir del hambre y adentrarse en Sudan. El primer proyecto de rescatar alrededor de 20.000 judíos etíopes se ha visto malogrado. Sin embargo, el trasplante de más de 7.000, la mayoría con síntomas de malnutrición, con malaria y disentería, ha sido toda una odisea.

El primer ministro de Israel, Simón Peres ha declarado que no regateará esfuerzos hasta que rescate todos los judíos negros de Etiopía. Por el momento, son 7.000 los falashas que han desfilado por Ascalón, al norte de Gaza, para comenzar el difícil proceso de adaptación a su nueva patria. Se calcula que otros 4.000 esperan en los campos de refugiados de Sudan y que en Etiopía quedan todavía cerca de 10.000.

LOS FALASHAS: UNOS ''JUDÍOS'' SINGULARES

Aunque para la opinión publica la existencia de los falashas ha sido un descubrimiento provocado por este masivo traslado en los dos últimos meses de 1984, la gente bien informada y los estudiosos se hallaban familiarizados con ellos desde finales del siglo XVIII, gracias a los trabajos del explorador James Bruce al ir tras las fuentes del Nilo. Al ser visitados en 1867 hace algo mas de un siglo, por judíos europeos se sorprendieron ya que imaginaban ser las únicas personas de religión judía del mundo.

El judaísmo practicado por los falashas en Etiopía difiere del considerado ortodoxo por el Judaísmo oficial. Sus prácticas ancestrales así como sus creencias se hallan emparentadas de alguna manera con las leyes levíticas, pero a las mismas se les han añadido un buen número de influencias no judías. Desconocen totalmente el idioma hebreo. Parece ser que su observancia de algunas reglas higiénicas de la Torah les ha librado de ciertas enfermedades que solían azotar a sus vecinos, según datos recogidos en informes y libros 1 desde hace años.

Para poder sor incorporados a la plena ciudadanía judía, los recién llegados a Israel tienen que someterse a ciertos ritos: un baño público y la extracción de una gota de [sangre?] a modo de circuncisión simbólica. Y este después que, tras largos debates político-religiosos, se dictaminara que los falashas podían ser considerados judíos y como a tales acogerse a la Ley del retorno. Los sefardíes apoyaron desde el principio esta decisión pero los askenazi se opusieron durante mucho tiempo. Sefardíes y askenazi son los nombres de las dos comunidades mayoritarias del Judaísmo moderno.

La llegada de estos extraños y singulares judíos esta provocando tempestades políticas en los medios tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda. La presidenta de la comisión parlamentaria israelí para la inmigración, Gheulah Cohén, del Partido Nacionalista, ha presentado nociones de censura entre el gobierno por esta cuestión, al igual que la diputada del Partido Ratz, Sulamit Aloni. Pero es en la calle donde se plantean mayores dificultades: la conmoción es grande en amplios sectores de la población; la ultraortodoxa como la mayoritaria indiferente todos se sienten turbados. La mayor parte de la población desearían un Estado laico, plural y abierto, en contraposición al "jomeinismo" rampante de los rabinos ortodoxos. En la ciudad de Eliat, en elgolfo de Acaba, se negó agua y electricidad a un grupo de recién llegados con el pretexto de los racistas de todas partes: "No queremos negros aquí". El alcalde de una ciudad de Galilea, Menahem Ariav, se quejaba recientemente de que los "etíopes, los negros, llegan como ladrones en la noche". Estas reacciones no tienen nada de sorprendente pasa quien recuerde que durante lucho tiempo las autoridades israelíes negaron el derecho de ciudadanía previsto en la llamada ley del retorno a los falashas, por mas que estos insistían alegando su religión judía. Repetidas veces, los círculos ultra ortodoxos del Judaísmo dijeron que estos etíopes no tenían nada de judíos.

De manera que, tras el pintoresquismo de estas noticias, asoma el verdadero problema que todavía se halla a debate en Israel: ¿Quien es judío? ¿Como determinar el "judaísmo" de una persona? ¿Cuestión de ascendencia o de creencia? ¿Tiene que ver con la fe o con la sangre? ¿Con la religión o con la etnia?

¿CUANDO SE HICIERON "JUDÍOS" LOS FALASHAS?

En abril de 1982, el escritor Baltazar Porcel resumía así sus impresiones después de un viaje por Israel: "Allí se discute mucho hoy que es ser judío, y si el judaísmo - etnia, cultura, religión e historia -no se halla en contraposición con el sionismo - ideario político, la misma creación del Estado de Israel-. Incluso en estos momentos el partido integrista "Agudat Israel" impugna en el Parlamento la famosa ley "¿Quien es judío?", pretendiendo borrar tal condición a diversas pequeñas comunidades extendidas por el mundo y que se autocalifican como judías. Por ejemplo, una etiope, los falashas. Son negros, son etíopes, pero se reclaman descendientes de quienes acompañaron a la reina de Saba en su fastuosa visita al rey Salomón. Entonces se habrían convertido, aunque sus practicas y creencias difieran en parte de las ortodoxas. Habiendo sufrido persecución en Etiopía, emigraron a Israel, donde les envuelve esa polémica.

Es imposible establecer científicamente el origen de los falashas. Leyendas y mitos suplen los datos desconocidos de la historia. Incluso la identificación de la Etiopía bíblica con la Etiopía moderna es problemática. Existen indicios para suponer que la Etiopía de que habla la Biblia se corresponde mas bien con el actual Sudan meridional, que en los tiempos bíblicos se conocía también como Etiopía.

No se sabe, en realidad, en que momento de la historia estas gentes abrazaron la religión judía. Las dos hipótesis mas verosímiles parecen apuntar a la estancia de soldados y al establecimiento de colonias hebreas en la Isla Elefantina, sobre el Mito, hace 25 siglos, desde donde irradiaría la influencia que llevó a la conversión de los falashas.

Otra hipótesis sugiere que la adhesión de estos negros a la Ley de Moisés sería el resultado del impacto que produjo en ellos el trasiego de los comerciantes judíos que viajaban secularmente desde el actual Yemen hasta el lago Tana en el nacimiento del Nilo.

En cualquier caso, los falashas son etíopes de religión judía, no de raza. Esto resulta obvio para los científicos y huelga toda discusión al respecto. Pero los medios de comunicación, mas atentos al sensacionalismo que a la veracidad de los hechos, han desencadenado los resortes de la fantasía y han lanzado titulares como estos: "La Operación Moisés, un proyecto para recuperar la tribu perdida de Israel", "La repatriación de una de las diez tribus perdidas de Israel". Y así del mismo tenor. Ha habido incluso quien han dicho que los falashas pertenecen a la tribu de Dan. ¡Hay que ver la de cosas que se le atribuyen a la tribu de Dan ¡Desde la paternidad del futuro Anticristo hasta la negritud de los falashas!

DEL JUDAISMO FALASHA AL JUDAISMO ASKENAZI

Paradójica en grado sumo es la situación de los falashas, pero no menos la del grupo askenazi. Paradójica la actitud de oposición de estos últimos juntos con otros sectores minoritarios de la sociedad israelí. Paradójica, y contradictoria, porque si es cierto que los negros etiope difieren del tipo corriente de judío y si es verdad que no son descendientes de Abraham, no es menos cierto que el askenazi tampoco lo es.

Si la identidad judía se basa en la raza, es decir: la raza semita y mas exactamente en los semitas descendientes de Abraham, Isaac, y Jacob entonces nos encontramos con el hecho incontrovertible de que muchos israelíes, la inmensa mayoría de los ciudadanos del moderno Estado de Israel, al igual que gran numero de los llamados "judíos" en el resto del mundo, no son tales judíos. En este punto su situación es exactamente la misma en que se hallan los falashas: judíos de religión pero sin una gota de sangre semita en las venas.

Tanto los antepasados de los falashas como los de los askenazi tenían una cosa común, pese a las diferencias del color de la piel: ni unos ni otros tenían nada que ver con la descendencia de Abraham. Convertidos a la religión judía, pero no de etnia judía.

¿Quien es judío? ¿Sobre que base determinar el "judaísmo" de una persona?

Ciertamente, la situación es paradójica.

El Judaísmo actual es el resultado de un complejo proceso hecho o disolución progresiva en el seno de los pueblos con los cuales han convivido así como de asimilación e incorporación de toda clase de elementos humanos y culturales varios. Maxime Rodinson, un lúcido intelectual judío, ha investigado sobre los aportes que el grupo humano tenido por "judío" ha recibido de otras naciones y razas. Y enumera los siguientes:

"El estado judío de Arabia del Sur, del siglo VI, sobre base árabe judaizada; el estado judío turco de los Jazaros (o Kazaros), en el sudeste de Rusia, en los siglos VIII-X, sobre base turca y ugrofinesa y con una considerable aportación eslava posterior) los judíos de China tan bien achinados; los judíos negros de Cochin al igual que los falashas de Etiopia, Etc.".

Desde el punto de vista antropológico, prosigue Rodinson, "basta recorrer con los ojos una reunión de judíos de origen diverso para apreciar la importancia de los aportes extranjeros".

¿Sera por esto que la acreditada "Encyclopedia Brittanica" afirma que no hay tal cosa como una raza judía ("There is no Jevish race")?

El grupo askenazi no solo es mayoritario en el Judaísmo contemporáneo sino que constituye su fuerza más poderosa e influyente. Este grupo es el creador del movimiento sionista que abanderó Th.Herzl a finales del siglo pasado y ha estado gobernando casi siempre en el moderno Estado de Israel. ¿De dónde procede el askenazi? ¿Cuales son sus orígenes?

En el siglo XII constituía solamente el 7'6% de la judería mundial. En 1965 sumaban once millones y representaban alrededor del 87% de los judíos del mundo entero.

La "Encyclopedia Brittanica" (ed. 1973, Vol.13, pp. 320-330) traza la ascendencia askenazi hasta los Jazaros, convertidos al judaísmo en el siglo VIII, un hecho que conmocionó a Occidente y que celebró el poeta judío español Judas Haleví de Toledo en el siglo XI (1073), en bellos poemas.

Los Jazaros se extendieron por todo el Este de Europa hasta Rusia. A partir del segundo milenio toman el nombre de askenazi.

Originalmente, este nombre servía para designar un pueblo que se menciona en Gn.l0:3 y 1 Cr. 1:6. Se trata de los descendientes de Gomer, el tercer hijo de Jafet.

El termino askenazi que primero aludía a las gentes del norte del Eufrates se extendió por obra y gracia de las migraciones sucesivas a la actual Turquía, Rusia, y sobre todo a los grupos de origen Jazaro y de religión judía que habitaban en Alemania, Polonia, Hungría, Lituania, etc. De allí emigraron después a todo el mundo. Si algo esta claro y fuera de toda duda es que estos "judíos" no son semitas sino jafetitas; no son descendientes de Abraham, ni siquiera de Sem, sino de Jafet. Con excepción de la minoría sefardí, de origen español es esta denominación, pues procede de Safarad (España para los judíos que durante siglos habitaron la Península), la inmensa mayoría de "judíos", hoy, pertenece al grupo askenazi y, por consiguiente, es de origen gentil.

Resulta evidente que si el Judaísmo falasha es negro, el de los askenazi no esta nada claro...
A menos que se busque la identidad judía en otra parte y no en la raza.